martes, 6 de diciembre de 2011

33 años

Pues eso es, acaba de pasar el 33 aniversario del vértice de nuestro Ordenamiento Jurídico, la Constitución Española está de aniversario. La ley suprema, emanada del propio pueblo y para el pueblo cumple la edad de Cristo. Y está claro que es algo de lo que alegrarse, de tantos años de democracia, o de mal llamada democracia. Un sistema en el que se enriquecen unos pocos a costa de otros muchos no podemos llamarlo democracia, o al menos, buena democracia. Y me da igual que gobierne uno o gobierne otro, el principio de actuación es el mismo. Favores por aqui, favores por allá, la democracia española huele bastante mal, desprende un olor a podrido que empieza a ser irrespirable. Por toda esta mierda intrínseca al juego y al egoísmo humano, por esa desconfianza, por ese pestilente olor, yo, no voto. Porque votar no es una obligación oiga, es un derecho, un derecho!!! y si quiero lo ejerzo y si no quiero no, y si no lo ejerzo, critico con más razón que el que participa en el juego, porque mi crítica no es una partido u otro, a una persona u otra, mi crítica va más allá, mi crítica se dirige a los cimientos de la democracia, un sistema en el que gobiernan unos hombres con sus ambiciones y sus intereses personales. Para aquellos que me alegen que si yo fuera político quizá también haría lo mismo, tienen razón, quizá hiciera lo mismo, o quizá no, pero por eso mismo no soy polítco, evitar la tentación es la mejor forma de no caer en ella. Lo que es obvio es que esta, nuestra democracia, hace aguas y falla por muchos puntos. Y ya me voy a dormir, con mis utopías y con mi idea clara de lo que ya pensó Sócrates hace mas de dos mil años, su idea de gobernar la "polis" griega con "el gobierno de los mejor formados", la Aristocracia, es claramente el mejor sistema política para gobernar una comunidad de individuos, una utopía. Sócrates, ese antiguo visionario. A cuidarse.

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