viernes, 29 de agosto de 2014

9 stage : Malmö - Copenhague

Amanecimos en Malmö. Como es costumbre allí, las persianas no son un gasto común en las casas, y la luz del sol a las 7:00am nos daba los buenos días, sin embargo, por pura necesidad, continuamos durmiendo hasta pasadas las 10:30.

Nuestra idea era salir por la mañana a conocer Copenhague, pero la noticia que madre e hijo recibían el alta para abandonar el hospital y volver a casa, nos hizo retrasar nuestra salida hasta más allá de las 14hrs. Ésta vez, el coche se quedó guardado, íbamos a Copenhague en tren por varios motivos: primero porque el billete de tren es mucho más barato que cruzarlo en coche (18€ los dos en vez de 49€ en coche), segundo porque cruzar el puente en tren, merece mucho la pena.

Cercanas las 15hrs. Estábamos en la estación central de Copenhague (con mucho frío, la lluvia no nos abandonaba del todo, y más hambre que el perro de un ciego). A escasos metros, estaba la plaza central de Copenhague y poco es pues estábamos caminando por una de las calles peatonales, comerciales, más largas del mundo.

Llegamos a Nyahvn, la famosa estampa de Copenhague con multitud de casas de colores. Paseamos y sacamos un billete para un nuevo viaje, ésta vez, por aguas del báltico.

La lluvia nos respetó en nuestra embarcación, pero el frío era considerable... Navegando por Copenhague llegamos a lo que e quizás sea lo más conocido de Dinamarca: la famosa "Sirenita", una estatua pequeña, metida en el mar, que en absoluto merece la pena tanto como se "vende", digamos que es como un "Meneken Pis" danés, una parada obligatoria que siempre defrauda.

Ya entrada la tarde, nos dirigimos al barrio de "Christania" un pequeño suburbio en el que está permitido el consumo de drogas y totalmente prohibido, tomar fotos. Curioso de conocer, pero nada más. Por supuesto, y sin que haga falta decirlo, lugar para entrar sin niños.
Desde allí hasta la estación, un paseo considerable, que nos llevó a poder ver algo del Tívoli iluminado. Tocaba volver, esta vez no había que buscar hotel, nuestro "hogar" nos esperaba.

Se agradece un día sin tocar el coche. Desintoxicación, si queréis llamarlo.

Buenas noches.

8 stage: Hamburgo - Malmö

Amanecimos en Hamburgo, y amanecimos con una buena noticia. Oliver ya había nacido, tras más de 24h. de parto, después de todo y afortunadamente, madre e hijo estaban bien.

Poníamos rumbo a Malmö, nuestros temores de saber si conoceríamos o no a Oliver, ya se habían disipado: muy educado, ya estaba esperándonos. Rumbo al norte, y tras un rato de viaje, nos encontrábamos en las autopistas danesas, que parece que discurren por continuos parques naturales, extraordinariamente bello. Pasaban los kilómetros teniendo un ojo en la carretera y otro en el paisaje. Al poco un coche de policía estaba parado en el arcén, pasamos sin problemas, a los 10 min. otro control de policía se encontraba en el arcén; tras pasarlo, el coche policial emprende rumbo y se incorpora a la carretera, "Cris, se acaba de incorporar la policía a la carretera" "vienen a por nosotros, claramente", tras un minuto escaso el coche policial estaba en nuestros talones y, sin apenas enterarnos se situaba en paralelo a nuestro coche. Tras algunos metros circulando en paralelo gire la cabeza y vi a la copiloto del coche policial que me mostraba un señal de STOP  acompañada de una indicación clara de parar. Ni íbamos rápido, ni habíamos bebido, ni mucho menos habíamos puesto en peligro la circulación; pero, según Cris, y realmente parece que por eso fue, nuestra matrícula debía llamarles poderosamente la atención. Tras circular detrás de la policía un par de kilómetros, nos detuvieron en la primera área de servicio y, como efectivamente no había motivo por el que retenernos, nos preguntaron, evidentemente en inglés, que a dónde íbamos, por qué íbamos, y cuánto tiempo íbamos a estar, pidiéndonos mostrarles nuestros DNI y carnet de conducir. La policía danesa, haciendo un alarde del cotilleo a la española. A posteriori, la escena resulta cómica, pero en el momento, que te pare un coche policía, en una autopista que no conoces y en un idioma, danés, que no conoces, para mi no era ni mucho menos tranquilizante.

Continuamos libres de todo cargo nuestro camino, hasta encontrarnos con, quizá, la mejor obra de ingeniería en nuestro camino hasta Malmö: los puentes que atraviesan Dinamarca y comunican ésta con Suecia. La inteligencia humana al servicio del progreso (80€ vale la broma... Pero alguna vez, merece la pena).

Todavía impresionados por el puente recién cruzado, nos encontrábamos en los alrededores de Malmö, en la que la "Turning Torso" ejerce de faro vigilante.

Ya en destino solo nos quedaba, quedar con la mujer que nos alquilaba su casa para nuestra estancia. Un cuarto, sin ascensor, pero tras miles de kilómetros éstos detalles, carecen de importancia. Dejamos las maletas y nos acomodamos.

Ahora, tocaba cumplir el objetivo del viaje: conocer al pequeño Oliver y visitar a sus papás, aún se recuperaban en el hospital, el parto no había sido fácil.

Objetivo cumplido, estábamos en Malmö y éramos conscientes que el viaje que acabábamos de realizar, será difícil volver a repetir. Se intentará, ha merecido mucho la pena.

Tras una semana, hoy no toca hotel, toca hogar.
Buenas noches.



7 stage: Rotterdam - Bremen - Hamburgo

Buenos días, como os imaginaréis no hemos cumplido con el despertador, pero recordad, estamos de vacaciones y el despertador no es obligación sino orientación.

Abandonamos Holanda el país de los tulipanes que hasta ahora es el que peor recuerdo deja. Ponemos rumbo a Alemania el país que económicamente mueve Europa y que en nuestro viaje supone un puente entre la Vieja Europa y los países nórdicos.

Habíamos oído que en Alemania no existe el límite de velocidad y efectivamente, no existe. A 120 km/h por autopistas alemanas eres casi un obstáculo, un vehículo lento, un estorbo... Los alemanes te adelantan a tal velocidad que incluso dudas sí vas a una velocidad razonable o no. Es curioso, y recomendable.

Y así, como si de un camión se tratase, llegamos a Bremen, esa ciudad alemana que se hizo famosa por sus conocidos "trotamúsicos" ahora si, aparcamos en la misma plaza central de Bremen. Sí, el clima era el mismo que días atrás, llovía, llevábamos las nubes hasta Suecia.

El centro de Bremen sorprende, una inmensa plaza peatonal atravesada por un tranvía y presidida por imponentes edificios. Pero no podemos olvidar que era una ciudad de paso en nuestra ruta, así que tras comprar algún recuerdo fuimos a ver a los famosos "trotamúsicos". Pequeña pero entrañable, 100% recomendable! parada obligada.

Apuramos nuestro tiempo y, tras visitar una de sus Iglesias y asistir a una Misa que más que entender, intuimos. Antes de irnos teníamos que probar los míticos perritos calientes, buena decisión. Abandonamos Bremen para seguir rumbo Hamburgo donde teníamos cobijo. Hora y media de viaje nos separaba del descanso... Ansiado descanso.

Llegamos a Hamburgo algo más de las 22:00h. y tras llevar nuestras maletas al hotel (habiendo recogido previamente, la llave que abría nuestro hotel y nuestra habitación en una gasolinera cercana, a esas horas ni en la recepción nos esperaban), pensamos que ahora o nunca, si queríamos conocer Hamburgo, debía ser ahora, al día siguiente salíamos de viaje hasta Malmö. El cansancio aprieta, los días y paseos pesan pero era nuestra oportunidad para conocerlo, escasos 10 minutos d coche y estábamos en el canal principal de Hamburgo; callejeamos poco pero nos dio tiempo a ver un cine de verano en la plaza principal: llovía, hacia frío,  pero como era previsible, había alemanes disfrutando de la película, pocos, pero los había. Y mientras ellos veían la película Cris y yo disfrutábamos de 50cm de perrito caliente: el pacer hecho perrito. Empiezo a creer que el perrito era nuestra recompensa por decidir conocer aquella ciudad.

Regresamos al hotel, nuestros ojos se cierran mañana, si no hay contraorden llegaremos a destino. Mi hermana ya está de parto. Mañana más.

Desde Alemania, buenas noches.


6 stage: Amsterdam - Rotterdam

Volvía a llover, pero que lloviera en Rotterdam nos daba igual, hoy nos dirigíamos a Amsterdam. Una hora larga en coche y los extrarradios de Amsterdam estaban a nuestros pies. Pasamos por debajo de la pista del aeropuerto, y es que, en un punto del recorrido la carretera se confunde con la pista de aterrizaje.

Ya estábamos en el corazón de Amsterdam, ea ciudad mito que estábamos dispuestos a conocer, lloviera, hiciera frío, nevara o por casualidad, saliera el sol. Lo primero que llama la atención es, como en todas las ciudades europeas menos en España, el uso de la bici como principal medio de transporte y es que, en Amsterdam, las bicicletas marcan el ritmo del tiempo, de la ciudad y por supuesto de sus ciudadanos. Nuestras necesidades fisiológicas nos hicieron conocer un centro comercial en busca de un baño público, ¡qué ilusos nosotros! A euro la visita al señor WC, los holandeses empezaban a caernos gordos. Pero casi más inmediato que el percatarse de las bicicletas es el olor característico de Amsterdam, que por otro lado es por aquello que es conocido, el olor a droga contamina la ciudad y hace que, para los no fumadores, como nosotros, te predisponga a una crítica feroz a la ciudad; pero Madrid - Amsterdam no es una distancia baladí como para que un simple olor nos impida recorrer la ciudad.

Así tras 15 minutos a paso ligero, estábamos en sus entrañas, una imponente plaza donde nos llamaron la atención los self-service de perritos calientes. Demasiados turistas. Abarrotado. Demasiado ambiente cargado. Demasiada predisposición a la crítica.

Nos dirigimos a uno de sus barrios más famosos, el llamado "Barrio Rojo"; curiosamente o no tan curiosamente, está al lado del centro (acceso fácil y rápido para los turistas); un barrio de callejones en los que, con muy mal gusto, las mujeres se exhiben en el escaparate en busca de negocio (la profesión más antigua del mundo). En tan siniestro lugar, duramos poco rato, para ver prostitutas no hace falta irse hasta Amsterdam...

Seguimos recorriendo sus calles y tras ver tres o cuatro tiendas de quesos, decidimos entrar. Quesos a discreción, cata de cada uno de ellos incluida. Quesos para dar y tomar. Y puestos a probar, probamos, y no uno ni dos, sino 8, 10 ó 12 tipos (o más), y como no puede ser de otra manera, compramos, pero no quesos!!!!! Sino, ¡¡¡chocolate!!! Que somos españoles.

Con la barriga llena y la tarde buscando la noche, dejábamos visto Amsterdam para volver a Rotterdam, una hora de viaje y un par o tres para hacer una visita nocturna y fugaz a nuestra ciudad dormitorio. Pero Rotterdam no daba mucho más, grandes rascacielos y un par de pinceladas a visitar: puente Erasmo de Rotterdam y las psicodélicas casas cubo acompañadas del edificio lápiz, (un alarde de arquitectura, un insulto a la eficacia).  Con noche cerrada y evidentemente con frío Holanda nos "defrauda" muy especialmente Amsterdam; pero hay que ser comprensivos, venimos, quizá, de una de las ciudades más bonitas de Europa.

Mañana toca Alemania, pasado Dinamarca y Suecia. El destino está cada vez más cerca, las distancias se acortan. Madrid se aleja.

Desde Rotterdam buenas noches.


jueves, 21 de agosto de 2014

5 stage: Gante - Amberes - Rotterdam

Volvimos a amanecer, otra vez el sol se escondía y el día volvía a estar nublado, a estas alturas uno duda si está a 15 de agosto o a 15 de noviembre.
El destino era Gante, otra ciudad de la que hablaban maravillas y a la que, evidentemente, marchábamos sin plano. Poco más de media hora de viaje y estábamos en los alrededores de Gante; volvimos a tener suerte y aparcamos en el corazón de la ciudad. Empezamos a caminar hacia lo que, según nuestro criterio debía ser el centro de Gante y tras escasos 3 minutos caminando estábamos en la mismísima plaza central: un impresionante conjunto de edificios que hacen que te imagines a simple vista como sería la vida siglos atrás. Nos perdimos entre sus calles hasta que caminando, encontramos algunos canales que atraviesan la ciudad. Llegamos a un castillo situado en una plaza en la que nos "engañaron" para comprar unas "riquísimas" pequeñas pirámides rellenas de mermelada de rutas del bosque, fresas...que son típicas de Gante, pero que en ningún caso podemos calificar de manjar.

Se nos había pasado la mañana, así que, decidimos comer frente a uno de los canales, la comida nos la amenizaron unos piragüistas "amateurs" que decidieron probar el agua delante de nosotros.

Abandonamos Gante, caídos a sus encantos y con la certeza que será difícil que algún pueblo o ciudad en su conjunto lo supere.

El cielo seguía amenazante y de vez en cuando algunas gotas de lluvia nos recordaban que en cualquier momento la tormenta podía ser monumental. Nos dirigíamos a Antwerpen "Amberes", quizá menos conocida pero al ser lugar de  pasada en nuestro viaje era una parada casi obligatoria. En poco menos de una hora de viaje, estábamos allí, con la sensación de encontrarnos ante una ciudad moderna. La ciudad es grande, llegamos incluso a atravesar un gran canal por debajo de él, y con algo más de esfuerzo que en las ciudades anteriores llegamos al centro de Antwerpen y allí volvimos a aparcar, en el centro. Llegamos a la catedral, al salir un gigantesco mercadillo llenaba Amberes de puestos (con gran multitud de calles cortadas, eso explicaba nuestra tardanza en llegar al centro). Recorrimos los puestos y sin tiempo que perder nos pusimos de nuevo rumbo a Rotterdam (nuestra ciudad dormitorio); eran 3 horas de viaje y en el mismo, nos sorprendió una tormenta que impedían ver la carretera en condiciones de seguridad, yo sugerí la idea de parar, pero Cris, supongo que asustada por la idea de pasar más tiempo en el coche, me insistió para continuar. Y así conseguimos llegar a Rotterdam a un hotel pintón en el que por fin la recepcionista hablaba nuestro idioma.

No pudimos visitar nada de Rotterdam el cansancio se hacía patente en nosotros.

Seguimos adelante...

sábado, 16 de agosto de 2014

4 stage: Bruselas - Brujas - Bruselas

Sorprendentemente las sábanas no se nos pegaron,  quizá fuera por el anhelo de conocer Brujas. Salimos del hotel y el GPS volvió a jugarnos una mala pasada, esta vez decidió llevarnos por alguna de las zonas residenciales de Bruselas (urbanizaciones) de las que nos costó media hora salir.

Las afueras de Brujas ya son bonitas: construcciones clásicas que se entremezclan con canales, pero nosotros decidimos llegar hasta el centro, tuvimos suerte y pudimos aparcar casi en el corazón de Brujas.

Como completos extranjeros, empezamos a patear Brujas, sin plano en mano y sin una idea fija de algo concreto que visitar, sin embargo, Brujas es tan mágica que no te hace falta un mapa para recorrerla, sino sólo el deseo de perderte entre sus calles. Sin apenas darnos cuenta, nos habíamos situado en la plaza principal de Brujas, quizá, plaza de San Pedro del Vaticano aparte, una de las plazas europeas más bonitas. Y así entre calle y calle, entre plaza y plaza, ya habíamos caído rendidos a los encantos de Brujas sin ni siquiera haber visto un canal. Para colmo las chocolaterías han encontrado en Brujas, su pequeño paraíso. Y así decidimos tomar un "take away" para no perder tiempo en uno de los muchos restaurantes parecidos a los que hay en Madrid.

Brujas nos tenía reservadas aún muchas sorpresas, y una de ellas se produjo al cruzar una de sus callecitas, ya que, un puente cruzaba a diferente altura la calle y hacia las delicias de propios y extraños. Ante esta situación, no nos quedó otro remedio que plantearnos una excursión en barca por los canales de Brujas, (pudimos verla con plena luz del sol y también bajo las sombras de las nubes concentradas que nos soltaron un repentino chaparrón en plena explicación "inentendible" para nosotros...) puesto que sí Brujas era bonito a pie...cuán maravilloso sería en barca...

Sorprendentemente, y sí, sorprendentemente, el viaje en barco no es caro y te ofrece una visión global de la ciudad y te muestra pequeños pedacitos del cielo en La Tierra.

Sin darnos cuenta se nos había echado la tarde encima, y no nos quedaba más remedio que despedirnos de la ciudad sin poderla ver de noche, una Espinosa clavada que esperemos algún día podamos sacar...

Ahora nos esperaba Bruselas, la ciudad que nos da cobijo y toca visitar. Llegamos al "Palais Royal" y desde allí, nuevamente sin plano, ni idea, decidimos guiarnos por nuestro instinto. Caminamos durante un rato y llegamos a lo que llaman "Flower Carpet" (alfombra de flores): una inmensa estampa de flores que cubre la plaza principal de la capital y que tuvimos la gran fortuna de poder disfrutar; a la plaza la rodean monumentales edificios que hacen de aquella noche una instantánea obligatoria. Y no exagero, ya que, un chino delante nuestro tomó 20 veces, y sí, 20 veces la misma fotografía. Apurando la noche y nuestras fuerzas acudimos a visitar el "Menneken Pis", ese irreverente niño meando, que es parada obligada para todos los turistas y a la que todos los turistas defrauda.

Y así, pasa otro día por la vieja Europa camino de Suecia.

El cansancio empieza a hacer mella en nuestros cuerpos, las ganas de seguir vencen. Seguimos adelante.

Buenas noches.

3 stage: Le Mont Saint Michelle - Êtretat - Bruselas

Las sábanas volvieron a pegarse, cruzar Francia y la visita nocturna, pasaban factura.

Nos montamos en el coche, rumbo Le Mont Saint-Michelle, aparcar anoche fue Plácido mientras que hoy la cola del parking era interminable, empezábamos a entender el negocio que existe alrededor del monumento tan visitado. Tras varios minutos conseguimos aparcar y nos encontrábamos en la lanzadera que nos llevaría al destino real (no a un parking lejano del destino elegido).

Una cantidad ingente de personas se agolpaba en las inmediaciones del acceso, haciendo una gran cola para entrar sin importar el clima de sol y fuerte viento. Conseguimos entrar y la primera sorpresa: todo lleno de tiendas, otro escaparate al que aparentan sus vistas desea fuera, otro negocio; las sorteamos y empezamos a adentrarnos y subir por su interior, escaleras atestadas de gente, empinadas, que hacían difíciles paseos de más de 100 metros. Subimos hasta donde pudimos, más bien hasta donde nos dejaron, ya que en la puerta de entrada a la Abadía se acumulaba la gente (más de la que imaginábamos que habría dentro de aquella fortaleza), nuestro tiempo era limitado nos esperaba la noche de "Bruxelles". Bajamos por otro camino que nos daba acceso al mar, Cris se atrevió a tocar el agua, yo, sin embargo, decidí ser "prudente" y evitar una posible caída.
Abandonamos el monte, no sin antes volver (varias veces) la vista atrás para grabar una imagen en neutro recuerdo esperando que nunca se borre.

Montados en el coche pusimos rumbo a Bélgica, esperaban 6horas de viaje, que interrumpimos con una parada "inesperada": Êtretat.

Pasados 200km nos desviamos hacia la costa, atravesando montes tan verdes que hasta la carretera parece una ofensa. Pasamos multitud de pueblitos repletos de casas con encanto hasta llegar a nuestro destino, un pueblo en plena costa del norte de Francia: paseamos por sus playas (playas o lo que podemos llamar acumulaciones de piedritas), recorrimos sus calles y nos quedamos con las ganas de subir a los acantilados que flanquean el pueblo, el tiempo se nos echaba encima, aún nos quedaban unas 5h. hasta Bruselas (siempre hay alguna excusa para volver, ésta es la nuestra).

Poco a poco dejábamos atrás Francia para entrar en el corazón de la Unión Europea, si todo va bien, se acabaron los peajes hasta Malmö.

Entrando en Bélgica, el verde predominaba aún a ambos lados de la carretera y por la noche éstas están perfectamente iluminadas.

Cercanas las 12pm. Nos encontrábamos en los alrededores de Bruselas aunque un poco asustados, ya que nada nos hacia presagiar que nos encontrábamos ante la capital de Bélgica, sólo nos rodeaban polígonos industriales y construcciones de poca calidad, acompañados de farolas y farolas...

Siguiendo el GPS recorrimos Bruselas hasta llegar al lugar marcado, sin embargo, en esa calle y en ese número no había nada donde pudiéramos pasar la noche. Volvimos a reescribir la dirección del supuesto hotel en el GPS y nos llevamos la "sorpresa" que nos indicaba al mismo lugar en el que ya estábamos. Sin saber muy bien que hacer a más de las 12, con cansancio y con muchas ganas de bajarnos del coche en un lugar seguro, barajábamos varias hipótesis: nos han timado, el hotel no existe; el GPS ha perdido la señal y esta mal; e incluso se pasaba por la cabeza la idea de dormir en el coche... Casi una hora duró la broma, hasta que finalmente haciendo gasto introducimos el hotel en internet para corroborar la dirección: ¡pleno! En Bruselas y sus alrededores existen dos ubicaciones con el mismo nombre: donde nos encontrábamos y donde debíamos estar.

Por fin, llegamos al hotel, como era tarde desde el hotel nos habían facilitado un código para poder abrir la puerta de la recepción y acceder, además disponíamos de otro código de la caja fuerte, donde se encontraba un sobré con la llave d nuestra esperada habitación (efectivamente, es un alarde de tecnología por parte de los belgas, pero eficaz, muy eficaz).

Mañana, toca Brugges (Brujas), ahora descansar.

Buenas noches.

2 strange:Lourdes - Le Mont Saint Michelle

Buenos días, las sábanas volvieron a pegarse (empezamos a pensar que sea nuestro cuerpo a las sábanas y no al revés...) las 8.30am. Eran demasiado exigentes para nosotros, pero tras "media hora más de sueño" nos pusimos en pie y a las 10 salíamos con maletas hechas al coche, cambiándolo de sitio para mayor seguridad (no nos fiamos de nadie, y menos de los franceses...).
Tras un desayuno fugaz y un café a 2.40€ volvimos al Santuario, esta vez a la luz del día, aunque el cielo estaba gris y dejaba caer un leve chispoteo.
Sorprendidos de nuevo a nuestra bajada al Santuario por la cantidad de negocio que existe a su alrededor (por miles de veces que pasemos siempre nos sorprenderá). Llegamos hasta la Basílica sin cruzar palabra con ningún español, recorrimos los alrededores y visitamos el Santuario.
Por un guiño del destino, nos pusimos al comienzo de una cola para pasar bajo La Gruta, misteriosamente y cuando la cola comenzaba a caminar, dos personas nos adelantaban por la izquierda colocándose un par de lugares delante de nosotros, lo que no es tan extraño es que las dos personas fueran españolas (haciendo marca España allá por donde vayamos...). Cercanos a pasar bajo La Gruta, un tipo abrió la vaya por la que pasan enfermos/minusválidos e intentó colarse delante, esta vez no era español, pero si no nos gusta que un español nos tome el pelo, mucho menos un francés. Así qué sin hablar francés nos entendimos perfectamente, un toque en el hombro y una indicación clara para que se fuera hacia atrás, el tipo "educadamente" se puso detrás nuestra. Pasamos bajo La Gruta y observamos el manantial, pero la hora del viaje se echaba encima (hora de comida para un francés cualquiera) y debíamos cruzar Francia de Sur a Norte.
Nos despedimos de Lourdes con un sabor agridulce, por un lado lo espectacular de La Gruta y el enclave en el que se encuentra,  por otro, con la gran decepción al ver la degeneración del pueblo de Lourdes.

Pusimos rumbo al norte de Francia, donde nos esperaba uno de los monumentos más visitados de este país, Le Mont Saint-Michelle, para nosotros ese gran desconocido.

Llevábamos el coche algo más cargado, pues llevábamos agua de La Gruta y cierta dosis de nostalgia. Cruzársela Francia de sur a norte es tedioso, además, los franceses te bombardean a peajes, peaje por aquí, peaje por allá, peaje por allí, peaje por acá... En uno de ello pudimos ver la escena impactante de arder (literalmente) un coche, afortunadamente creemos que sin heridos...

La noche se nos echó encima mientras viajábamos, y llegamos a Saint-James (a 20km de Le Mont Saint-Michelle) con la noche cerrada. Descargamos el equipaje y subimos guiados a la habitación por la amable recepcionista, cuán fue nuestra sorpresa, al ver que nuestro cuarto de baño carecía de wc, las más profundas de nuestras ideas debían compartirse en un "toilette" comunitario (los franceses nos la habían jugado), por suerte la ducha, era propia. Dejando atrás maletas, sueño, asombro/decepción y sobre todo cansancio, volvimos al coche para poner rumbo a Le Mont Saint-Michelle, era nuestra oportunidad para verlo por la noche y después de 1,200km no íbamos a desaprovecharla. Tras 20 minutos por carreteras cochambrosas llegamos al destino, bueno a 3km por lo menos de Le Mont Saint-Michelle, ya que los últimos km están restringidos a paso de coches. Efectivamente el mito es cierto, Le Mont Saint-Michelle iluminado, impresiona, impresiona mucho. Cruzar Francia había merecido la pena, tomamos una lanzadera que nos dejó a los pies del monte y una vez allí corroboramos nuestra idea anterior: espectacular ¡¡!!. Nos gustó tanto que el regreso al coche decidimos hacerlo a pie, una excusa para poder ir poco a poco mirando atrás y maravillarnos con "el monte"... (En cosa de 20 segundos, saliendo del puente que conecta "el monte" con la Villa de hoteles, comenzó a llover como sí de tormenta de invierno se tratase, pudimos ponernos el chubasquero que llevábamos precavidos en nuestra mochila, lo cual no impidió que nos calásemos de pies a rodillas).
Volvimos al hotel prometiendo volver al día siguiente, pero los kilómetros que llevábamos encima requerían un descanso

jueves, 14 de agosto de 2014

1stage:Madrid Zaragoza Lourdes

Os voy a contar, cuando pueda, la experiencia de recorrer Madrid-Malmö en coche. Con sus paradas, con sus historias, con nuestra historia.
El día empezó cruzado, la hora prevista de salida eran 8am. Y tras los excesos de días anteriores y el menú de la boda de Cristina y Santi, las sábanas se pegaron hasta las 9:30.....sin embargo, nuestras maletas y comida estaban esperándonos como sí de la hora marcada se tratara.
Nos pusimos en camino a las 10:34, primer destino: Zaragoza.
Cris viendo lo que se avecinaba, decidió llevar un cojín para hacer más confortable el viaje.....sobre los 50km, el cojín hacia su función, y mientras Pablo acarreaba horas de sueño, Cris meditaba profundamente cuán largo iba a ser el viaje, tras 10 min. de sueño, levantó lo lo ojos y dijo: "te he dicho que trajeras dos cojines, ahora se me tuerce el cuello..." (Evidentemente es mi culpa). Al minuto, volvía a su meditación. Mi compasión fue tal, que prolongué la parada al km 250, para que recuperase lo que yo no podía....
Olíamos el Ebro, Zaragoza estaba cerca.
Llegamos a Zaragoza con la idea de visitar la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, tras cruzar a pie el Ebro (por un puente) y plantarnos en la puerta de la Basílica, los planes cambiaron, decidimos comer antes de entrar.
Tras 4 horas de viaje, el viaje de Cris se reducía a comer y dormir.
Comimos demasiado bien, y barato (dato importante), tras visitar la Basílica continuamos el viaje con destino final, Malmö.
Cercanos a la frontera realizamos la última parada antes de llegar a Lourdes, Francia. Con dos intenciones: estirar las piernas y repostar; además nos aprovisionamos de una garrafa de combustible por las contingencias que puedan esperarnos. (Mi especial antipatía a Francia, hace que quiera repostar allí lo menos posible).
Dejamos atrás España cruzando el túnel de Somport (7km de túnel que le convierten en el hermano mayor del túnel de Guadarrama).
Francia nos recibió con un cielo triste y encapotado, acompañado de un fina lluvia que hicieron de los últimos km hasta Lourdes, una travesía aburrida y pesada (velocidad media 70km/h.)
Llegando a Lourdes las rotondas pusieron a prueba nuestra paciencia.
La sorpresa fue mayúscula al comprobar que Lourdes esta repleta de decenas de puestos donde el  merchandaising hace furor.  Sin más que dejar las maletas y comer un "mísero" bocata decidimos salir a conocer todo aquello que en una escasa hora nos diera tiempo. Pasamos calles, tiendas y más tiendas hasta llegar al Santuario, finalmente encontramos La Gruta, un lugar mágico con un paisaje de encanto. Demasiado contraste con la imagen previa de pueblo playero/veraniego que aportan las tiendas y "negocios" de Lourdes a los turistas.
La noche se echaba encima, nuestros cuerpos exigían descanso. Por sí eso era poco, el día siguiente tenía para nosotros una mañana de turismo y casi 800km hasta Le Mont Saint Michelle, alojamiento previsto en Saint-James.
Mañana más y mejor, ahora toca dormir, no por placer sino por necesidad.
Buenas noches.