lunes, 12 de diciembre de 2011

Yo antes no era tan tonto

 Todo el que mínimamente me conoce sabe de mi odio a toda compañia telefónica. Doy por hecho que eso del negocio de las comunicaciones telefónicas es un monopolio encubierto. Y a las pruebas me remito. Uno baja las tarifas, todos las bajan, y mira que yo de marketing sé cero pero esto me suena a monopolio encubierto.....

 Pues bien, yo me he cambiado de compañia, me he pasado de Movistar, con la que acabé hasta los mismísmos para pasarme a Orange... y he pasado todas mis líneas, móviles y fijas.

 Ayer me quedé sin uno de los dos fijos de mi casa, el otro funcionaba perfectamente y sin embargo, estaban unidos a la misma central que les da cobertura a los dos en mi casa. Era una cosa rara. Para mas inri, desde el fijo estropeado podía recibir llamadas pero no realizarlas....yo cogía el inalámbrico para llamar y no podía, sin embargo podía recibir llamadas....algo extraño, misterioso e incluso paranormal estaba ocurriendo en la línea. Apagué el teléfono, lo reseteé y volví a probar, error....seguía sin poder llamar. Me puse en contacto con el servicio de atención al público de Orange. curioso por cierto que para que te atiendan en esas líneas tengas que esperar 10 minutos mínimo y te pongan una músiquita de espera que ya va gestando la mala leche que sabes acabarás por tener....Me lo cogen, me atiende Larry, curioso también que en estas líneas no exista ningún Carlos, Miguel, Juan o Pepe, siempre son Larry o Emiliano Roberto, o Wilfred o vete tú a saber.... El tal Larry, me reseteó las líneas y me dijo que todo parecía funcionar bien, le dije que no, que seguía sin poder realizar llamadas.

 Asi que colgué a Larry, con la desilusión de saber que no había podido solucionar mi problema.....seguía en las mismas, 3000 minutos gratis de los que no podía disfrutar....me di por vencido, di por hecho que los terminales estaban mal y que tendría que ir a cambiarlos.

 Llegó la noche, llegué a casa, mi señora madre me esperaba, le comenté que finalmente no había podido arreglar los teléfonos, su respuesta:

- Pues yo acabo de llamar a tu hermana y he hablado con ella perfectamente.

 Mosqueante. Mi madre, analfabeta tecnológica había conseguido descrifrar aquel misterio que se cernía sobre mi línea fija. Cogí el teléfono, comprobé que funcionaba y no, no funcionaba.

- Madre, esto no funciona, es imposible que hayas llamado desde aquí. Lo habrás hecho desde tu móvil.

- Te digo que no, trae el teléfono.

 Coge el teléfono y marca, curiosamente habla con mi hermana de nuevo. Ella no se da cuenta pero me quedo estupefacto mirando cómo lo había hecho.
 Y es que soy idiota, había repetido en repetidas ocasiones el mismo error. Cogía el inalámbrico, lo descolgaba e intentaba marcar, obviamente me daba comunicando y me impedía llama. Mi madre, marcó el número y luego le dio a llamar. Tan sencillo como eficaz. Tan simple como abochornante.

Nunca le dije a mi madre cual era mi error, simplemente le respondí con un:
- Bueno, mejor, pues ya tenemos línea.

Y me fui abochornado para mi habitación.

Hacerme caso, cuando una madre te dice algo convencida, tiene razón. Sea lo que sea, aunque tú pienses que es un barbaridad,, aunque te diga algo imposible, si te lo dice convencida, es porque es así. Porque una madre no está dispuesta a quedar mal delante de un hijo, y porque una madre, queramos o no, nos lleva una vida de ventaja, para lo bueno y para lo malo.

 Me siento abochornado, un inútil tecnológico. Mi proyecto me está quitando neuronas, horas de ocio y años de vida. Es así. Yo antes no era tan tonto.

 Cuidarse.


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