martes, 3 de enero de 2012

Esto es España

Hoy, mientras hacía un descanso de mi proyecto durante la tarde he leído esto. Podía haberme dormido o visto la tele, pero no, he leído esto:

Copio literal de expansion.com, del blog de Javier Montalvo.

"EL PELIGROSO DESPRECIO DE ESPAÑA A LA INNOVACIÓN:

Los que pensaran que el traspaso de las competencias de I+D+i desde el extinto Ministerio de Ciencia e Innovación y desde Industria a Economía, en lugar de vincularlas a Educación, obedecía a un criterio de coordinación y eficiencia se habrán quedado fríos.

Y los que esperaran que el nuevo presidente se planteara incluir en su gabinete la figura de un Mr. Digital, es decir, de un único responsable para impulsar la innovación y tecnología desde el más alto nivel, se sentirán decepcionados.

En su primer Consejo de Ministros, el Ejecutivo ha aprobado un drástico recorte de 600 millones de euros en la inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación para este año. La medida, enmarcada en el paquete de lucha contra el déficit público, supone una reducción del 7% frente a 2011, que se suma a la del 8% de 2010 y del 15% el año anterior, lo que parece confirmar que, en este asunto, da igual el color del Gobierno.

La innovación como eje fundamental del desarrollo de un país, de su competitividad y su futuro, forma parte de los compromisos de los grandes partidos políticos en España durante las campañas electorales, y si no se impulsa es utilizada como arma contra el Gobierno desde la oposición. Unánimemente declarada como estratégica legislatura tras legislatura, la inversión en innovación no deja, por un motivo u otro, de quedar aparcada.

En plena era digital, con la tecnología en el centro de casi todos los procesos productivos, la innovación resulta clave para que un país sea competitivo. Si a esto se suma que atravesamos la que lleva camino de ser una de las más largas y profundas crisis económicas de la historia contemporánea, promover la investigación y la innovación, en ciencia y en tecnología, se convierte en irrenunciable.

Pues bien, con el recorte aprobado por el Gobierno, la inversión en I+D+i representará el 1,3% del PIB previsto para 2012. Este porcentaje no solo acerca sino que aleja a España de su objetivo declarado de alcanzar el 2% del PIB, que es la media de inversión pública que se destina a este fin en Europa. Y el viejo continente no se distingue, además, precisamente por su apuesta por la I+D. Como ejemplo, China incrementa año tras año en porcentajes de dos dígitos su inversión en innovación, a un ritmo de casi el doble de lo que crece la riqueza del país.

La fuga de talentos científicos españoles a otros países con mayor sensibilidad con la investigación contribuye indudablemente a empobrecer el país. Pero, aún siendo negativo, no es de lejos el principal problema del descuido de la inversión en innovación. La tecnología se ha convertido, en la última década, en un elemento vertebrador de importancia capital para el desarrollo, no ya de la economía y la competitividad del país, sino de la propia sociedad.

De no prestar la atención que merece este capítulo, el Estado puede encontrarse con que no sólo no es capaz de garantizar unos mínimos mecanismos de financiación de los procesos productivos, como ya está cerca de ocurrir, sino que en un plazo no muy lejano, verá cómo las empresas nacionales se ven incapaces de competir con la de países que, como China o India, son más competitivos en precios e innovan mejor.

De momento, el Gobierno español ha comenzado por los recortes de inversión para rebajar el déficit, condición indispensable para acceder a la financiación de los mercados. Habrá más. Es de esperar que, en poco tiempo, anuncie también alguno de los incentivos fiscales que prometió para dinamizar la economía y apoyar el crecimiento. En esta primera batería de medidas, se ha optado por subir los impuestos que gravan el rendimiento del capital y, sobre todo, del trabajo, la mejor manera de que el esfuerzo sea proporcional al nivel de ingresos, según dicen los expertos.

Queda por ver si todos tienen capacidad para arrimar el hombro. Ayer mismo se conocieron los datos de matriculaciones de vehículos, uno de los mejores termómetros de la salud de la demanda del consumidor. Según las cifras anunciadas, las ventas de coches cayeron un 18% en 2011 en el peor año para el sector desde 1993. Por contra, las matriculaciones de vehículos de lujo, los que cuestan más de 60.000 euros, se dispararon un 83%. Se conoce que, para algunos, la subida del IRPF sigue sin suponer un problema. Y es que el dinero no sólo se gana trabajando."

Merece una reflexión

No hay comentarios:

Publicar un comentario