sábado, 16 de agosto de 2014

4 stage: Bruselas - Brujas - Bruselas

Sorprendentemente las sábanas no se nos pegaron,  quizá fuera por el anhelo de conocer Brujas. Salimos del hotel y el GPS volvió a jugarnos una mala pasada, esta vez decidió llevarnos por alguna de las zonas residenciales de Bruselas (urbanizaciones) de las que nos costó media hora salir.

Las afueras de Brujas ya son bonitas: construcciones clásicas que se entremezclan con canales, pero nosotros decidimos llegar hasta el centro, tuvimos suerte y pudimos aparcar casi en el corazón de Brujas.

Como completos extranjeros, empezamos a patear Brujas, sin plano en mano y sin una idea fija de algo concreto que visitar, sin embargo, Brujas es tan mágica que no te hace falta un mapa para recorrerla, sino sólo el deseo de perderte entre sus calles. Sin apenas darnos cuenta, nos habíamos situado en la plaza principal de Brujas, quizá, plaza de San Pedro del Vaticano aparte, una de las plazas europeas más bonitas. Y así entre calle y calle, entre plaza y plaza, ya habíamos caído rendidos a los encantos de Brujas sin ni siquiera haber visto un canal. Para colmo las chocolaterías han encontrado en Brujas, su pequeño paraíso. Y así decidimos tomar un "take away" para no perder tiempo en uno de los muchos restaurantes parecidos a los que hay en Madrid.

Brujas nos tenía reservadas aún muchas sorpresas, y una de ellas se produjo al cruzar una de sus callecitas, ya que, un puente cruzaba a diferente altura la calle y hacia las delicias de propios y extraños. Ante esta situación, no nos quedó otro remedio que plantearnos una excursión en barca por los canales de Brujas, (pudimos verla con plena luz del sol y también bajo las sombras de las nubes concentradas que nos soltaron un repentino chaparrón en plena explicación "inentendible" para nosotros...) puesto que sí Brujas era bonito a pie...cuán maravilloso sería en barca...

Sorprendentemente, y sí, sorprendentemente, el viaje en barco no es caro y te ofrece una visión global de la ciudad y te muestra pequeños pedacitos del cielo en La Tierra.

Sin darnos cuenta se nos había echado la tarde encima, y no nos quedaba más remedio que despedirnos de la ciudad sin poderla ver de noche, una Espinosa clavada que esperemos algún día podamos sacar...

Ahora nos esperaba Bruselas, la ciudad que nos da cobijo y toca visitar. Llegamos al "Palais Royal" y desde allí, nuevamente sin plano, ni idea, decidimos guiarnos por nuestro instinto. Caminamos durante un rato y llegamos a lo que llaman "Flower Carpet" (alfombra de flores): una inmensa estampa de flores que cubre la plaza principal de la capital y que tuvimos la gran fortuna de poder disfrutar; a la plaza la rodean monumentales edificios que hacen de aquella noche una instantánea obligatoria. Y no exagero, ya que, un chino delante nuestro tomó 20 veces, y sí, 20 veces la misma fotografía. Apurando la noche y nuestras fuerzas acudimos a visitar el "Menneken Pis", ese irreverente niño meando, que es parada obligada para todos los turistas y a la que todos los turistas defrauda.

Y así, pasa otro día por la vieja Europa camino de Suecia.

El cansancio empieza a hacer mella en nuestros cuerpos, las ganas de seguir vencen. Seguimos adelante.

Buenas noches.

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