viernes, 29 de agosto de 2014

8 stage: Hamburgo - Malmö

Amanecimos en Hamburgo, y amanecimos con una buena noticia. Oliver ya había nacido, tras más de 24h. de parto, después de todo y afortunadamente, madre e hijo estaban bien.

Poníamos rumbo a Malmö, nuestros temores de saber si conoceríamos o no a Oliver, ya se habían disipado: muy educado, ya estaba esperándonos. Rumbo al norte, y tras un rato de viaje, nos encontrábamos en las autopistas danesas, que parece que discurren por continuos parques naturales, extraordinariamente bello. Pasaban los kilómetros teniendo un ojo en la carretera y otro en el paisaje. Al poco un coche de policía estaba parado en el arcén, pasamos sin problemas, a los 10 min. otro control de policía se encontraba en el arcén; tras pasarlo, el coche policial emprende rumbo y se incorpora a la carretera, "Cris, se acaba de incorporar la policía a la carretera" "vienen a por nosotros, claramente", tras un minuto escaso el coche policial estaba en nuestros talones y, sin apenas enterarnos se situaba en paralelo a nuestro coche. Tras algunos metros circulando en paralelo gire la cabeza y vi a la copiloto del coche policial que me mostraba un señal de STOP  acompañada de una indicación clara de parar. Ni íbamos rápido, ni habíamos bebido, ni mucho menos habíamos puesto en peligro la circulación; pero, según Cris, y realmente parece que por eso fue, nuestra matrícula debía llamarles poderosamente la atención. Tras circular detrás de la policía un par de kilómetros, nos detuvieron en la primera área de servicio y, como efectivamente no había motivo por el que retenernos, nos preguntaron, evidentemente en inglés, que a dónde íbamos, por qué íbamos, y cuánto tiempo íbamos a estar, pidiéndonos mostrarles nuestros DNI y carnet de conducir. La policía danesa, haciendo un alarde del cotilleo a la española. A posteriori, la escena resulta cómica, pero en el momento, que te pare un coche policía, en una autopista que no conoces y en un idioma, danés, que no conoces, para mi no era ni mucho menos tranquilizante.

Continuamos libres de todo cargo nuestro camino, hasta encontrarnos con, quizá, la mejor obra de ingeniería en nuestro camino hasta Malmö: los puentes que atraviesan Dinamarca y comunican ésta con Suecia. La inteligencia humana al servicio del progreso (80€ vale la broma... Pero alguna vez, merece la pena).

Todavía impresionados por el puente recién cruzado, nos encontrábamos en los alrededores de Malmö, en la que la "Turning Torso" ejerce de faro vigilante.

Ya en destino solo nos quedaba, quedar con la mujer que nos alquilaba su casa para nuestra estancia. Un cuarto, sin ascensor, pero tras miles de kilómetros éstos detalles, carecen de importancia. Dejamos las maletas y nos acomodamos.

Ahora, tocaba cumplir el objetivo del viaje: conocer al pequeño Oliver y visitar a sus papás, aún se recuperaban en el hospital, el parto no había sido fácil.

Objetivo cumplido, estábamos en Malmö y éramos conscientes que el viaje que acabábamos de realizar, será difícil volver a repetir. Se intentará, ha merecido mucho la pena.

Tras una semana, hoy no toca hotel, toca hogar.
Buenas noches.



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